viernes, 31 de diciembre de 2010

Navidades

Navidades...Esa fecha en el calendario, que todos estamos deseando que llegue para estar en familia, para tener unas pocas vacaciones, poder descansar y recibir algún que otro regalo.

Lo único que importa suele ser aparentar, que todo esté listo para cuando lleguen los invitados. No pasa nada si les viste a algunos hace un par de horas, cuando lleguen a tu casa, tu tienes que estar vestida como si te fueras de boda y tu casa patas arriba con toda la mesa lista, que seguro que ni la mejor mesa de un palacio puede superar la de tu madre, que con tanto cariño y amor (es lo que se suele decir, ¿no?) ha preparado.

Pero en realidad, podríamos comparar estas reuniones familiares con peleas en un corral; hay que hacer un esfuerzo por ver quién consigue hablar más alto y hacerse escuchar, por ver a quién le ha ido mejor a lo largo del año, quién ha tenido más éxitos y alegrías, se parece poco más a las típicas reuniones de madres en los colegios donde cada cual intenta demostrar que su niño o su niña es la mejor.

Lo malo de estas reuniones es que por mucho que te empeñes en aparentar, en demostrar que eres el mejor y todas esas cosas, a nadie le importa realmente a qué dedicas tu vida, a no ser de que sea algo tan malo que pueda dar tema de conversación hasta las próximas Navidades. Muchas de las personas a las que ves en estas fechas, no las ves más que de año en año y como te descuides, alguno ni se sabe tu nombre... Pero son las Navidades, tiempo de familia.

Es triste cuando llega el momento de dar los regalos, entonces llegan las malas caras, las críticas porque no te ha gustado uno u otro regalo, porque esperabas más... Y es ahí cuando de repente, tras un intento fallido de unión familiar (ya sea la típica cena de Nochebuena, la comida de Navidad o cualquier otra...), vuelve a romperse el pequeño hilo que aún unía.

¿Qué aporta realmente la Navidad? Más allá de gastarte un buen pico en regalos, quiero decir...

No hay comentarios:

Publicar un comentario