miércoles, 15 de diciembre de 2010

Insomnio

Te vas a dormir, esperando que en cuestión de minutos estés soñando con una isla desierta, un mojito en tu mano y la persona que quieres a tu lado; tomando el sol, sin preocupaciones. Pero en vez de eso, cierras los ojos y aún no queriendo pensar en nada, no dejas de darle vueltas a mil y un temas, que en realidad no solo te dan igual, sino que no es el momento para pensar en ello, pero vaya, que no puedes evitarlo y como cuanto más te empeñas en no pensar en algo, más lo piensas, pues...Mal vamos.


Una vuelta y otra...y un par más y sin querer miras el reloj y ya marcan las 3 de la mañana, cuando tu te metiste en la cama a la 1 y poquito. Vueltas y más vueltas, ya no sabes ni en qué piensas, pero el caso es que piensas en algo que no te deja dormir. 


Optas por contar corderitos...Si te funcionaba de pequeña, ¿por qué no ahora también?
Pasas del 1 al 300 y sigues sin poder dormir... Vuelves a empezar y hasta te cansas de contar... Te has aprendido cada recoveco de la cama y encima está caliente, por lo que te destapas, pero claro, hace frío... Empiezas a ponerte nerviosa, no sabes qué hacer ya para conciliar el sueño. Vuelves a mirar el reloj y son las 4. Te prometes a ti misma no volver a mirar la dichosa hora, porque cada vez que lo haces, te estresas más y más, pensando que te quedan tan solo un par de horas de sueño.


Tu cuerpo se queja, necesita descansar; llevas unos días mal durmiendo y eso pasa mucha factura. Hasta tus amigas ya te lo han notado y han hecho comentarios graciosos de las ojeras que llevas, pero sin embargo, tu sigues dando vueltas en la cama.


Entras como en un trance, oyes todo lo que pasa, hasta el más silencioso de los ruidos, pero no puedes moverte, no sabes si estás durmiendo, es un sueño o qué es... Entonces, oyes el ruido de una ducha, unos armarios abrirse y cerrarse y el ruido de una puerta. Empiezas a pensar... "Mi madre se despierta a las 6 todas las mañanas, pero no puede ser que sean ya, hace dos minutos eran las 4...". 


Te asomas a la puerta de tu cuarto y de entre las sombras, aparece tu madre, con cara de cansada, te mira y sigue andando. Igual es todo un sueño, como si tu realmente no estuvieras ahí y fueras una especie de fantasma, pero entonces, ves de nuevo a tu madre, volviendo hacia tu cuarto y te pregunta que por qué estás despierta tan pronto. Si te ha visto, es porque realmente estás despierta, sino, ya sería demasiada cosa rara para una misma noche.


Te vuelves a la cama, después de asimilar que son las 6 de la mañana y que aún no has pegado ojo. Tu despertador tiene que sonar a las 8, pero si no has conseguido dormir hasta ahora, ¿qué te hace pensar que vas a poder en las dos horas que te quedan? Decides irte a desayunar y empezar tu día...


Ya dormirás mañana...

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