sábado, 15 de octubre de 2011

El hombre perfecto


¿Qué queréis las mujeres? eh? qué queréis?
¡Queréis putos supermanes!
Queréis tíos fuertes pero que tengan tipín, que tengan pinta de atormentados pero que sean graciosos.
Os gustan poetas, pero un poco brutos.
Queréis que sean constantes pero que sepan sorprenderos, queréis que sean sinceros pero que conserven el misterio, que estén locos por vosotras pero que pasen de vuestro culo.
Queréis que sean guapos pero que la belleza no importe, que tengan un buen rabo pero que el tamaño de igual... joder!
¡Queréis súper héroes del equilibrismo!
Queréis que tengan la capacidad de abriros el cielo en un momento pero solo para vosotras.
Queréis que no tengan secretos pero también que sean como desconocidos cada vez para que luego podáis sentir las putas hormiguitas en el estómago.
¡Lo queréis todo coño! Todo...
Básicamente quiero que me haga sentir que no estoy desaprovechando mi vida porque es muy corta.
Quiero que me abra las piernas, no el cielo: pero que lo haga cada noche.
Quiero que sepa mentirme.
Quiero que no me importen sus mentiras porque se deja su alma cuando está conmigo.
Quiero que sea generoso porque puede, no por obligación.
Quiero que tenga sangre en las venas.
Quiero que me grite lo puta que soy cuando le abandono.
Quiero un poco de épica.
Quiero que le dé igual lo que yo haga cuando no esté con el porque sabe que no voy a encontrar a nadie mejor.
Quiero que me tiemblen las rodillas cuando me agarra la nuca. Quiero que la tenga bien grande y que el tamaño sí importe.
Lo que yo decía, un superhéroe…

lunes, 10 de octubre de 2011

Presencias

Es algo extraño, que te agobia, que te ata, que no te permite moverte, hasta te dificulta la respiración. Te atrapa, te asusta, te grita... Lo escuchas, lo notas, lo sientes, pero no puedes hacer nada.
Presencias, si, eso he dicho, presencias...y muy aterradoras, venidas del más allá o a saber de dónde, no quiero ni saberlo... ¿Quién no ha sentido alguna vez como que se apoderasen de su cuerpo?
Te acuerdas de los que ya no están, les suplicas, les ruegas, les mendigas, cualquier sinónimo es válido, todo para que te ayuden a escapar, para que te hagan volver a la realidad y despertar de la pesadilla en la que andas inmerso. Te acuerdas de Dios, también le suplicas, también le ruegas y también le mendigas; estás en un punto de extrema desesperación por intentar huir de eso que te tiene retenida...
Pero nada cambia, sigues agobiada, atada, inmóvil, sin poder salir de ese vacío negro. Notas tu propia angustia y tu agobio, pero no como en primera persona, tu cuerpo siente y tu lo notas, pero en realidad, esos sentimientos están lejos de ti. Tu cuerpo ya no es tuyo, no puedes hacer nada, intentas llamarlo, pero no reacciona, ahí sigue, paralizado, como si alguien lo tuviera algo más que retenido.
Una fuerza superior a todo lo que jamás imaginaste a tomado el poder, tiene el absoluto control de toda la situación, parecía que estas cosas solo se veían en la televisión, pero no, ahí estás tu, viéndote fuera de tu cuerpo, notando como pierdes fuerza y te alejas poco a poco, intentas gritar, pero sus gritos son más fuertes y te callan...
Presencias, si, de eso mismo hablaba...

domingo, 9 de octubre de 2011

Resignación

Tocando fondo, con las lágrimas saliendo a chorros sin querer parar, sin apenas dejar respirar, sin entender nada, aunque a estas alturas ya poco queda por entender. Me siento pequeña, casi diminuta en este mundo de gigantes, qué difícil es ver todo desde lo más bajo...

Me pongo a recordar cada sonrisa que me robaste y me escondo bajo tierra, donde las palabras se quedan perdidas, donde el amor tiene los días contados, como si se tratase del apocalipsis... Corta vida para tanto que llegar a sentir.

Te miro, pero no te digo nada, las palabras me ahogan, mi mirada está tan vacía que tampoco puede ayudarme a decir nada... Me alejo de tu vida, salgo de ella, tal como tu me pediste que hiciera; total, ya no queda ni orgullo, ni amor propio, ni nada... Solo resignación.

martes, 4 de octubre de 2011

Incultura

Naces sin saber y mueres sin llegar a conocer, en eso se basa la existencia, en una enorme incultura...
Una vida llena de preguntas sin respuesta y respuestas que jamás llegarán a encontrarán pregunta.
¿No es curioso?
Aprender por que quieres saber, aún sabiendo que jamás llegarás a aprender, independientemente de las ganas y el esfuerzo que pongas; y aunque es frustrante pensar así, ¿de qué otra manera sino se puede pensar?
Te levantas un día, creyendo tener la capacidad de comerte el mundo y antes de acostarte te das cuenta de que lo único que te has comido es un día más de tu corta vida, porque sigues sin saber absolutamente NADA.
¿Qué puedes hacer entonces? Puedes abortar en la idea de conquistar el mundo de la cultura, o puedes lanzarte al vacío de la sabiduría. Y no es sino cuando decides ser un insensato, un imprudente y arriesgar por el conocimiento, que recuerdas que jamás llegarás a saber lo suficiente y vuelves a frustrarte.
Un círculo vicioso, un laberinto sin salida y un mundo de incultura.