Como una tortuga sin caparazón...
Como un berberecho sin concha...
Como un pájaro sin nido...
Como un bebé sin su madre...
Así es como estoy, perdida, desorientada, sin rumbo... ¡VULNERABLE!
Me acerqué ayer noche a tu casa, dejé un paquetito en tu puerta, esperando que fuera lo primero que vieras al despertar y que te hiciera soñar.
En el paquete había un puzzle junto con una nota que decía "Lee el manual primero" y un librito de unas 200 páginas más o menos.
Curioso por saber que escondía el puzzle, empezaste a leer el manual haciendo caso a la nota, pero después de pasar la primera página, sin querer esperar a ver que más decía, te pusiste a montar el puzzle ansioso, sin ningún cuidado.
Jugabas con las piezas a ver como encajaban, probabas todas las posiciones posibles, te desesperabas al ver que no avanzabas y después de un buen rato y de haber estropeado un poco alguna de las piezas, te diste cuenta que el puzzle formaba un corazón con mi nombre escrito junto al tuyo y justo en el centro estaba una de las piezas que tu habías estropeado.
Por ansioso, por no querer esperar, por elegir tu el dónde y el cuándo... Has destrozado la pieza más valiosa del puzzle, la más importante, la que hace que el resto de piezas estén unidas, esa que no se arregla con un poco de cariño y paciencia.
Ahora me preguntas que por qué estoy echa pedazos, que por qué rompo a llorar cuando te veo, por qué cuando me hablan de ti me voy pensando "Tranquila, es un rato y se pasa", por qué a pesar de que haga sol yo no veo la luz, por qué he escrito en la pared que tengo el corazón arañado y por qué mis ojos ya no brillan.
Y no es tristeza en realidad lo que siento, ni odio y creo que ya ni es cariño, ni amor... Es más bien decepción de ver que me abrí a ti quedándome vulnerable y tu no fuiste capaz ni de leerte las instrucciones...