miércoles, 8 de septiembre de 2010

Qué duro...

Tienes miedo, estás temblando y sientes frío... No quieres irte, puedo verlo en tus ojos, pero es por tu bien...

Hay decisiones en esta vida que nadie puede tomar por ti, esa clase de decisiones que no se pueden tomar a la ligera, que tienes que pensar bien porque muchas cosas dependen de lo que tu decidas. Creo que ha sido la primera vez en mi vida que me he sentido adulta de verdad.

No hay remedio, no hay soluciones, no hay más opciones. Un último suspiro de despedida, tu cuerpo debilitado con ese frío líquido recorriéndolo.

Tanto miedo tenía de perderte que no podía estar a tu lado cuando más me necesitabas, arropándote y dándote mi calor, pero es que no podía verte así, verte sufrir, espero me perdones... Me temblaban las piernas y no me salían las palabras... Y sé que no debería quejarme tanto, si para mi ha sido duro todo esto, no quiero ni imaginarme el calvario que tu has vivido...

Esos últimos momentos, ¡qué duros!... Te acariciaba para que supieras que estaba ahí, que no te iba a soltar y que no estabas solo.

Ahora ya todo ha pasado, ya todo ha terminado y a pesar de lo que pueda sentir, estoy contenta de saber que tu ya no sufres.

He llegado a casa y me he sentado en tu rincón, te he buscado, te he llamado y tu no vienes, aún no lo asimilo... Me he quedado ahí quieta llorando, me siento perdida... He visto tus cosas y no me he atrevido a tocarlas... Aún sigo esperando a despertar de esta horrible pesadilla... Abrir los ojos y verte ahí, correteando como siempre, viniendo a mi cuarto a verme, siguiéndome por la casa por no estar solo... Pero ahora ya nadie viene a mi cuarto y nadie me sigue... No tengo a nadie a quién cuidar...

Y ahora tengo esa sensación de vacío, pero no me queda nada más que decir...

Descansa en paz...

No hay comentarios:

Publicar un comentario