domingo, 19 de septiembre de 2010

La alegría de mi vida

He compartido tantas cosas con ellos, que son como mis segundos padres. Me han cuidado, me han protegido, se han preocupado por mi, me han llevado al colegio el primer día para que no me sintiera sola y han llorado al ver que me iba...
Hacía tiempo que no les veía y entre mis ojos y los suyos hay mil historias que se pierden entre los mares. Son vidas diferentes, a distancias que superan el trayecto de una hormiga en su vida, pero tan unidas que ninguna barrera será suficiente para interponerse.
Cuando yo me despierto pensando en ellos, ellos se acuestan pensando en mi. Son 7 las horas en las que viven en el pasado y yo me adelanto en el futuro, pensando en un próximo encuentro, planeando el momento.
Y se acerca, llega el día, estoy nerviosa, por fin os vuelvo a ver... ¿Estás lista?, me pregunto a mi misma. Salgo a su encuentro, cinco minutos y estaremos juntos, ¡No puedo creerlo! Mi corazón se acelera de la emoción, ya os veo, unas barreras y nos podremos abrazar.
Y ahora es cuando se debe producir un eclipse, para que la gente no vea el riachuelo que formamos cuando estamos juntos. Y solo con miraros ya estoy tranquila y feliz. Es el reencuentro esperado, es el gran momento.
Pasan los días, disfrutamos hasta el más mínimo segundo que tenemos para hacer de esto una memoria inolvidable. El tiempo pasa rápido, me empeño en pararlo, procuro no pestañear para no perder ningún instante, pero es inevitable, no hay nada que se pueda hacer. Sin siquiera darme cuenta llega el día de despedida... ¿Ya? ¿Tan pronto? No lo puedo creer...
No quiero decir adiós, ni tampoco hasta luego. Esto no es como cuando te despedías en el colegio de tus compis por las vacaciones de verano; sabías que eran 2 meses y medio, pero que luego todos volvías a clase a contaros vuestras mil y una aventurillas. Esta vez no hay 2, 3, ni 5 meses... Quizás estemos hablando de años...
Os doy un beso, un abrazo y os digo que os echaré de menos. Volvemos a suplicar por un eclipse, porque esta vez el riachuelo se ha convertido en un gran río que busca su mar para desembocar... Sonrío, quiero mostrarme fuerte, pero esto se me va de las manos.
Y al final, estos días han sido para vosotros el viaje de vuestros sueños y para mi, la alegría de mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario