sábado, 17 de julio de 2010

Cuando te enamoras...

No es miedo, es pánico.
No es dar pasos tanteando el terreno, es andar con pies de plomo.
No es cuidar mis palabras, es no hablar mucho
No es controlar los sentimientos, es impedir que estos existan.

Pero también es quedarme hasta el amanecer hablando contigo.
Pensar que sólo tú me haces reír cuando tengo un día gris.
Es recuperar la inocencia y la ilusión imaginando un futuro juntos.

Me encantaría poder susurrarte al odio lo que siento, que se parase el tiempo y pudiéramos fundirnos en un abrazo.
Y siento no poder ser más explícita a veces, no ser tan cariñosa como a ti te gustaría, pero soy así y de veras que siento no poder darte la vida entera, pero te juro que si lo pienso, por ti sería capaz de dejarlo todo.

Contigo puedo ser o no ser, no me juzgas, no me limitas, aunque a veces me das alas y me invitas a volar...
Quizás es todo una locura, algo demasiado subreal, pero sueño cada día con rozar tu piel y que tu me digas que me quieres.

Vámonos a Venecia y perdámonos por los canales o hullamos a un parque donde nadie pueda encontrarnos y tumbados, agarrados de la mano, podamos contar estrellas, que la luna nos vea bailando y el sol dormidos abrazados.

Esto es especial, no dejemos que sea una historia más, que yo quiero que sea la última.
Será inolvidable.
Y dices que no digo lo que siento, pero hacen falta sentimientos para escribir palabras y palabras para actuar.

Y ahora que más me da si caigo, si ya no estoy sola.

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