viernes, 4 de enero de 2013

Septiembre...

Unas líneas en las que poder ahogar las lágrimas que corren por mis mejillas y desembocan en el cuello del jersey ya todo húmedo...
Te vi y sin dudarlo supe que serías para mi. 
Muchos fallos tuve, uno tras otro, pero siempre sin maldad alguna o intención, pues no ansiaba más que saberte mio y de nadie más.
Fue pasando el tiempo y mis sentimientos no hicieron más que crecer y crecer desenfrenados.
Te miraba y soñaba con que esos momentos se hicieran eternos, que todo el mundo pudiera ver mi dicha.
Vinieron malas épocas, pero ahí seguíamos, al pie del cañón, luchando contra lo imposible por salvar lo que quedaba en una cuerda que se sostenía por nudos.
Nunca vinieron realmente mejores tiempos, pero de cada pequeño momento sacábamos algo mágico.
Como te miraba, como te tocaba, como te soñaba... Por que sólo por estar a tu lado ya era un sueño hecho realidad...
Jamás me creíste, tuviste muchos celos, pero... ¿por qué iba a querer estar con otro que no fueras tu? Si en ti había encontrado a mi compañero para toda la vida, con quien compartiría mis alegrías y mis tristezas.
Mil veces dejé mi mundo por ti, y hasta mi vida entera hubiera dado si así tu lo hubieras requerido.
El tiempo pasa y quizás algunas cosas llegaron con demasiado retraso.
Lo bonito empezó a convertirse en peleas, discusiones y demás altercados. 
Todo molestaba y la distancia no dio tregua.
A pesar de todo, jamás ame a alguien como te ame a ti, ni entregué mi corazón a cambio de nada.
Quédate con lo bueno y lo importante que te di, con esos momentos que compartimos juntos y que sólo tu y yo conocemos.
Quién sabe, quizás en un futuro tu leas esto sentado a mi lado...

No hay comentarios:

Publicar un comentario